domingo, 16 de mayo de 2010

EL COMERCIO NACIONAL Y EXTERIOR


Lastre para el comercio nacional fueron los caminos, pocos y malos. Basados en calzadas romanas durante los siglos XVI y XVII pertenecen a la jurisdicción de los ayuntamientos, cayendo después bajo el control de la Junta General, que potenció la construcción y reparación de puentes y caminos comarcales, aunque siguieron siendo fundamentalmente los vecinos los encargados de su mantenimiento y conservación (sextaferias). En muchos de ellos no era posible el uso de carreteras por lo que el transporte se realizaba a pie o por medio de caballerías
(los arrieros). Por otra parte, muchos de los ríos carecían de puentes y era necesario utilizar barcas para cruzarlos. Las dificultades que ofrecían los caminos al transporte interior obstaculizaban de tal manera el comercio que resultaba más barato importar el grano del Norte de Europa que de Castilla.
Aunque desde el siglo XVI estaba abierto el paso de Pajares hacia Castilla mediante un camino carretero, el resto de los pasos de montaña eran muy dificultosos y estaban cerrados buena parte del año por la nieve, no admitiendo tampoco el uso de carretas.
La balanza comercial asturiana es deficitaria. Asturias mantiene intercambios comerciales con los puertos cantábricos, atlánticos y con el interior de la península; Galicia, Santander y Castilla.
Además de aceite refinado y objetos de lujo para las clases privilegiadas, se importa sal y vino.
Las importaciones de vino se hacen desde Galicia, Andalucía y el Bierzo por mar, hasta el siglo XVIII en que los arrieros lo trasladan por el interior. La sal se destina al consumo local y luego se reexporta a Castilla.
El comercio de reexportación tuvo gran importancia. Por los puertos asturianos entran sal, aceite, pescado salado y productos textiles camino de la meseta, y de ésta a las ciudades atlánticas, lana y excepcionalmente trigo.
Un producto importado que hemos dejado expresamente para el final es el tabaco, cuya rápida introducción en Asturias debió de ser coetánea del maíz. Su uso se popularizó pronto y parece ser, según cuenta el inglés Towsend en la crónica de su viaje a Asturias en 1.786, que estuvo más extendido entre las mujeres que entre los hombres.
(Pilar Sanchez Vicente.)

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