sábado, 26 de junio de 2010

EMIGRACIÓN - 1.886 - FERMÍN CANELLA

(...)Nuestras emigraciones al extranjero son muy limitadas y variables, y las que se verifican frecuentemente son a las antiguas colonias, hoy Republicas de América. En varios concejos del Oriente, con especialidad en Llanes, Peñamellera, Ribadedeva, Ribadesella, Cabrales y Cudillero: en Occidente, hay preferencia por los Estados de Méjico, donde algunos antiguos asturianos, capitalistas importantes, han acomodado a varios paisanos convecinos y éstos a otros parientes; del Occidente y en general, de otros concejos del Centro, hay predilección por la República Argentina, Uruguay, Chile y Perú.

(...)por lo que toca a la pedida clasificación de sexos y edades puede, sí, afirmarse, que todos o casi todos los emigrantes son varones, generalmente jóvenes, antes de cumplir los veinte años de edad; hijos en su mayor parte de labradores, siendo excepciones muy contadas los asturianos que allí van a ejercer profesiones liberales. Unos y otros se dirigen a Méjico, Puebla de los Angeles, Buenos Aires, Montevideo, y algunos al Callao, Lima y Valparaiso, todas ciudades importantes en donde los contados emigrantes se destinan generalmente al comercio y son menos los que en el interior se dedican a la agricultura.

(...)La llamada emigración asturiana, siempre temporal, que, como queda dicho en el número primero, no se dirige en gran escala a países extraños, camina preferentemente a las provincias de la Isla de Cuba y no llama la atención el número de los que se ausentan para Puerto Rico e Islas Filipinas, si bien para este archipiélago facilita algunas ausencias, aunque en corta escala, las Ordenes religiosas de Santo Domingo y San Agustín. La emigración a Cuba es periódica y era antes más numerosas que lo es en la actualidad después de la última insurrección cuya larga duración perturbó el desarrollo de aquella rica Antilla. Con el aliciente de buscar rápida riqueza, con el ejemplo de algunos afortunados que retornaron en buena posición a su patria, muchos y muchos asturianos, principalmente de la costa, aunque no faltan del interior, se han ausentado para aquella isla; los emigrantes pertenecían y pertenecen, como es lógico, a las clases humildes que, haciendo los mayores sacrificios para equipo y pasaje, mandaban allí a los jóvenes; y sería verdaderamente aterradora la estadística de los que en aquellas remotas playas han perecido por causas de todos conocidas, comparando su número con el de los que viven y particularmente con los que han logrado hacer una fortuna verdadera, consumiendo allí los mejores años de su vida.
Por lo que toca a la época de la emigración diremos: que generalmente, desde los puertos de Gijón y Avilés se ausentaban y ausentan en los meses de otoño y primeros de invierno, residiendo con preferencia en las capitales aunque no pocos en poblados, ingenios y potreros;
retornan periódicamente a Asturias , remiten en todos los correos cantidades y pequeños giros;
a la postre en ella se establecen los ricos, convirtiéndose con afán en propietarios de tierras, y siendo exagerados fisiócratas, contribuyen al alto precio de la propiedad territorial y elevan como resultado de ello la renta del colono para que el capital empleado en la tierra dé un interés, que no es muy proporcionado frecuentemente por el atraso del cultivo.

(...)La justa aspiración que sienten todos los hombres a mejorar su estado y a proporcionarse medios de subsistencias, es la que naturalmente mueve a los asturianos para abandonar su querida provincia, ante la estrechez y penuria anejas al estado actual de la propiedad, sin olvidar la general aversión, al servicio de las armas.
Se dice también que el exceso de población, en relación con la producción, motiva la ausencia de los asturianos, pero si esto es exacto, no es aquí tan irremediable este hecho económico. Lo que sucede en Asturias como en otras comarcas de España, es que sus habitantes no hallan medios fáciles y prontos de aumentar la producción ni de sacar utilidad natural de su agricultura e industria que, en general, permanecen tristemente atrasadas en la mayoría de los concejos, por falta de instrucción y vías de comunicación y como consecuencia lógica, por rutinas y preocupaciones que dominan a casi todos en todo.

( Fermín Canella Secades, Estudios Asturianos - Oviedo, 1.886.)

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