lunes, 5 de julio de 2010

LA FIESTA EN ASTURIAS


la puya'l ramu, ofrenda de pan de escanda, rosquillas y flores hecha a los santos, que, una vez finalizada la procesión, se subasta a fin de sufragar los gastos de la fiesta.
La belleza del entorno de los lugares de celebración de algunas de estas romerías, pequeños santuarios situados en pastos de montaña, forman la autentica fiesta asturiana.
Luis Adaro hace un excelente resumen del tema: «Los hombres danzaban al son de un romance de ocho sílabas, cantado por algún mozo de buena voz, y a cada copla o cuarteta del romance respondían los demás formando coro con una media copla de dos versos nada más. Estas danzas varoniles solían terminarse muchas veces a palos. Ésta era la única arma que usaban los asturianos y que nunca soltaban. Mientras bailaban, todos los danzantes llevaban su garrote al hombro, que sostenían con dos dedos de la mano izquierda, mientras que con los otros dos dedos libres se enlazaban en la rueda para seguir danzando con gran seriedad y mesura.
"Resultaba a veces que en medio de la danza, algún valentón, caliente de cascos,
comenzaba a vitorear a su lugar o concejo. Entonces los del concejo colindante,
por lo general rival del anterior, comienzan a vitorear al suyo. Se enardecen más
y más los ánimos y crece el griterío y la confusión; los menos valientes huyen, el
más atrevido enarbola su palo y lo descarga sobre quien mejor le parece; finalmente,
se arma una pelea a garrotazos en donde no deja de correr la sangre."
Como todos los pueblos fuertes, los astures se interesaban en estas peleas y los espectadores las seguían con el máximo de atención. Eran duras competiciones en donde se ensayaba el poder y el vigor de los mozos de los diferentes pueblos y concejos.» Y ennota a pie de página nos amplía la perspectiva histórica: «Habían adquirido tal fuerzade costumbre estas peleas que fue necesario que el Consejo de Castilla dictase decretosprohibiendo las reuniones de asturianos en Madrid el año de 1787. Decía así: «Decretosabemos que el uso del palo fue prohibido por las ordenanzas municipales de Oviedo, e incluso regulado, prohibiendo el del palo «que excediese del grueso de medio peso por todo el de arriba abajo, ni tuviese menos de vara y media de largo y fuese él todo liso y sin nudos salientes o de cabeza ».

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