domingo, 19 de diciembre de 2010

LASTRES


Calles en su mayoría estrechas y angostas, empedradas como las de antes y siempre en pendiente, son las mil y un arterias pequeñas por las que transita la vida social de unos hogares que parecen colgar hacia el abismo y que desde siempre han tenido en el mar el reflejo exacto de su propia inclinación. Destacan las hermosas balconadas por doquier y la cercanía de las casas entre sí, que parecen haber sido construidas para arroparse mutuamente de los envites del Cantábrico. El laberinto es de paredes blancas, salitre y caprichosas simetrías. Se cuentan en Lastres más ángulos y perspectivas que en ningún otra villa de las inmediaciones.

Casi desde cualquier punto se divisa el bello puerto lastrino. Actualmente, alrededor de medio centenar de embarcaciones atracan allí. Después de ser remodelado en 1995 con la construcción de un espigón de 55 metros, se sitúa a la cabeza de actividad en la franja costera oriental. Las aproximadamente 400 toneladas de pescado anuales, con 8 toneladas al mes de merluza, 6 de congrio y 5 de rape y salmonete, siguen permitiendo que a la cofradía lastrina le cuadren las cuentas y que el pueblo siga presumiendo de vivir de cara al mar, como siempre.

En en los círculos balleneros siempre ocupó Lastres un lugar destacado, también sirvió de fortín ante posibles invasiones por mar. De ahí que antaño tuviera un fuerte, conocido como "El Castillo", del cual aún se conservan parte de sus muros.

Hoy en día la tradición pesquera sigue alimentando su leyenda. Las especies marinas, una vez que son desembarcadas en puerto, salen a la venta en una popular subasta que, día tras día, se sucede en la lonja de pescado. Pescaderos venidos de todos los lugares de la región encuentran una garantía para sus ventas en la actividad marinera de una localidad con una curtida experiencia en la pesca de bajura y de altura.

Lastres está declarado Conjunto Histórico, lo que también le convierte en un punto de interés turístico. Es sin duda una buena estancia. A la agradecida brisa marinera y a la bella formación del núcleo urbano, cabe añadir un buen número de argumentos gastronómicos, ya que siguen teniendo presencia restaurantes especializados en todo tipo de pescado. La cocina lastrina es deudora de su puerto, de las redes, nasas y anzuelos, pero también del saber culinario de las casas, que durante siglos han tenido en el pescado el primero y más sabroso de sus platos. Un buen plato de pescado es aquí una garantía y picamos por propia convicción.

Si tiene tiempo acérquese a la Torre del Reloj, una emblemática torre que conjuga las funciones de campanario y lugar de vigía, construida en 1751, y reconstruida gracias al esfuerzo de un grupo de mujeres. También es interesante la visita a la Iglesia parroquial de Santa María de Sábada, de 1751, que entremezcla los estilos clásico y barroco, o las ermitas de San José, San Roque (donde está localizado un hermoso mirador del puerto y el litoral colungués) y el Buen Suceso. Casonas y palacios como el de la familia Victorero, del S.XVIII, el de los Robledo, de principios del S.XVIII, y el de los Vallados, del S.XVIII, es otra riqueza, de tipo cultural, con la que cuenta esta villa.

http://www.desdeasturias.com/


1 comentario:

  1. hay mio neñu que guapa ye la nuestra tierrina fiu, y que bien sabes facelo pa compartila. un besin de esta asturiana muy grande.

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